Querido Hijo Mío:
Tú te preguntas si aún te amo.
Si aún puedo perdonarte después de haber fallado.
Te sientes miserable, no logras perdonarte.
Estás perdido en el abismo de los hubiera.
El enemigo te acusa y a tu memoria llegan una y otra vez las imágenes de cuando fallaste.
Eso tortura tu corazón, martiriza tus sentimientos.
Te sientes tan lejos de mí, no sientes la salvación.
Más hoy quiero decirte hijo,
quiero regalarte una nueva oportunidad.
Porque aunque has caído, estoy dispuesto a levantarte.
Tu ser completo quiero renovar.
Yo siempre estoy dispuesto a escuchar a un corazón que se humilla y se arrepiente.
Por eso quiero recordarte, no olvido el propósito que tengo contigo. Yo reestablezco un nuevo pacto.
Hoy te brindo un nuevo chance para que vuelvas a comenzar.
»Por cierto, he escuchado el lamento de Efraín:
"Me has escarmentado como a un ternero sin domar, y he aceptado tu corrección. Hazme volver, y seré restaurado; porque tú, mi Dios, eres el Señor. Yo me aparté, pero me arrepentí; al comprenderlo me di golpes de pecho.
Me siento avergonzado y humillado porque cargo con el oprobio de mi juventud."
»¿Acaso no es Efraín mi hijo amado? ¿Acaso no es mi niño preferido? Cada vez que lo reprendo,
vuelvo a acordarme de él. Por él mi corazón se conmueve; por él siento mucha compasión —afirma el Señor—.
«Supongamos que uno de ustedes tiene cien ovejas y pierde una de ellas. ¿No deja las noventa y nueve en el campo, y va en busca de la oveja perdida hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, lleno de alegría la carga en los hombros y vuelve a la casa. Al llegar, reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo; ya encontré la oveja que se me había perdido." Les digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta, que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.
Yo, el Hijo del hombre, he venido para buscar y salvar a los que viven alejados de Dios.
(Jeremías 31:18-20 NVI)(Lucas 15:4-7 NVI)(Lucas 19:10 TLA)